Sunday 15 January 2017

Design Museum, Londres - una crítica constructiva


Frio y lluvia en Londres.

Un día perfecto para visitar el nuevo Museo del Diseño en Kensington.

Fui lleno de expectativas, siempre me ha interesado el diseño - en el sentido amplio, como la búsqueda de soluciones diversas a problemas específicos.

Sin embargo la visita me dejó una impresión ambigua.

Me pareció que en este proyecto reina la confusión, cuál es el objetivo del museo: la enseñanza y demostración de técnicas del diseño? La mantención de una exhibición permanente o simplemente, la viabilidad de una empresa?

El objetivo económico se evidencia por la construcción de tres bloques de apartamentos que rodean el museo, obstruyendo la vista de su arquitectura única. Los apartamentos han servido para financiar el museo – cuyo costo de remodelación es 83 millones de libras (más de 95 millones de Euros).





Más todavía el acceso a las exhibiciones está regulado por un sistema de pago interno. Como un cine múltisala, el público puede visitar gratuitamente los espacios comunes, pero si quiere ver una colección debe pagar.

El resultado es una aglomeración en los pasillos y escaleras, que llega a ser desagradable.














Por otro lado, la inaguración del museo ha generado mucho interés y los arquitectos crearon un espacio amplio, atractivo y luminoso. Quiero pensar que una vez superada la confusión de los primeros días, el museo alcanzará el nivel que el tema merece.

Cuando se visita una galería o museo, siempre hay algo algo nuevo o se logra una nueva comprensión, como un puzle que va adquiriendo forma al encontrar una pieza perdida.

Lamento decirlo pero en mi visita de ayer, aprendí poco o nada.

En el frontis del museo hay una escultura de Eduardo Paolozzi ‘Head of Invention’ (1989), con una frase de Leonardo da Vinci:



«Aunque el ingenio humano pueda crear invenciones varias que, por la ayuda de varias máquinas respondiendo al mismo fin, nunca producirá ninguna invención más bella, ni más simple, ni más apropiada que las que hace la Naturaleza; por que en sus invenciones nada falta, ni nada es superfluo».

Con esta reflexión en mente, me fui por Holland Park a disfrutar del atardecer y la perfección del verdadero gran diseño.





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