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Ayer fui a Wisley.
La intención era comprar unas plantas y, aprovechando
la oportunidad, hacer fotografías de las iluminaciones que adornan el jardín para
navidad.
La buena noticia es que Wisley está transformado en un
espacio verdaderamente mágico. Los juegos de luces y sombra son asombrosos y
llega al punto que el ojo ve, pero el cerebro no logra aprehender lo visto. Los
cambios súbitos de intensidad y color parecen imposible - confunden la perspectiva, en el contraste con la oscuridad reinante.
La mala noticia es que mis fotos salieron malísimas. Imágenes
tras imagen, movidas e inservibles. No es facil hacer fotografía nocturna!
No escapó mi agudo poder de observación que la mayoría
de los fotógrafos llevaban trípodes. Esto puede parecer obvio, pero para mí -
que todavía voy sin paraguas en Londres, llevar un trípode es todo un salto
evolutivo.
En fin, we are where we are...
He logrado rescatar unas pocas imágenes, con mis mejores
deseos para todos en este mes tan especial.