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Esta
es la tercera semana que visito Isabella Plantation. La temporada está alcanzando
su cúspide, pero la primavera tardía y fría ha resultado en una floración lenta de las azaleas y rododendros.
Caminando
por este jardín me distraen un par de ideas. La primera es una constatación: los jardineros que plantaron Isabella Plantation, hace sesenta años, se
imaginaron este jardín en plena madurez. Específicamente el efecto de la luminosidad
entre los robles, y el contraste de las flores con el verde luminoso, de las
hojas frescas de Quercus robur. Estos jardineros anónimos ya no están, pero su visión permanece.
La
segunda es más especulativa, pero mirando este paisaje es fácil comprender el empeño
de los impresionistas y, en particular, Claude Monet. Su objetivo artístico fue,
precisamente, capturar esa luminosidad diáfana y efímera en la naturaleza. Su obra puede ser interpretada como ‘abstracta’ pero, en realidad, es una interpretación
fidedigna de una realidad que nos sobrepasa.
Volver
a Isabella Plantation es un placer. Mi paseo invita a estas simples reflexiones,
que creo grato compartir.
Por favor qué bonito!!!! qué pasada de colores!!! parece mentira!!! lo apunto para la próxima visita a London!!!
ReplyDeleteGracias por compartirlo,
un saludo,
ISabel
Gracias, Fernando, por ser fiel a los paseos prometidos a Isabella Plantation. Haces que no sea necesario viajar hasta Londres para disfrutar de ese maravilloso jardín: tus fotos y la descripción son más que suficientes para trasladarse a ellos. Te felicito!! Un saludo!!
ReplyDeleteMuy interesantes tus reflexiones Fernando. Toda una lección para los que nos adentramos en el mundo del diseño de jardines, tratamos de darle una vuelta de tuerca más a los paisajes que nos rodean y buscamos ese detalle diferenciador que conforma la esencia básica que transmite un jardín.
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