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Cuando digo anticipo quiero decir un avance, que todavía estamos en pleno invierno - el día de mi visita estaba lloviendo y se anunciaba nieve por la tarde. El yo optimista decía: adelante a la primavera! El pesimista en mi pensaba voy con botas y bien abrigado, por si acaso.
Aquí nunca se sabe.
El jardín no ha cambiado en tres años desde mi primera visita. Esto llama la atención ya que otros jardines, abiertos al público, buscan cambiar aspectos de su presentación cada temporada. Sin embargo el espacio donde se encuentra el jardín, en una granja dedicada a la producción industrial de productos lácteos, no se presta para cambios transitorios o puramente estéticos.
No es que el jardín carezca de interés, al contrario. Pero significa que pequeños detalles adquieren gran relevancia en el paisaje adusto - una cuerda atada a unas hojas de gunnera, unos jarrones tirados en la grava, el contraste de texturas de los cercos vivos y las vistas panorámicas hacia el lago de Blagdon. Para disfrutar este jardín hay que contemplar lo menos obvio.
Les dejo unas imágenes de lo que yo vi esta semana, en Yeo Valley Organic Garden.
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