Helechos
Dónde la humedad se guarda
asistidora y mansueta
y el resuello del calor
no alcanza a la Madre Gea,
suben, suben silenciosos
como unas palabras lentas,
en silencio suben, suben
estos duendes manos quietas.
Y cuando tienen la alzada
de la garza o el flamenco,
ya descansan y se quedan
latiendo de su misterio.
¡No pasar por ellos, digo,
dejarlos, que están durmiendo!
Porque sólo yo, fantasma,
Óiganlos dormir, dormir
sin moverles un cabello.
Ellos no viven ni mueren,
sólo escuchan el silencio,
y con el silencio hacen
cosa que no conocemos:
sueño de niños o danzas
de unos enanos traviesos.
Quedan así entredormidos
custodiando su secreto
y tal vez mi propio sueño.
Duerman los helechos altos
callados como un secreto,
sigan latiendo dormidos
así, callando y latiendo.
¡Qué dulce su frente fría
y su aspiración de cielo!
En el aire van y van
y restan, restan, quedados,
y se parecen al monje
que entrega en su rezo el alma.
Duerman los helechos altos
que yo guardaré su sueño.
Precioso poema cargado de amor y ternura Fernando.
ReplyDeleteCordiales saludos
Al igual que su autora, nuestra Gabriela Mistral - orgullo de Chile. Gracias y un abrazo.
DeleteHermoso, Hermosisimo poema merecida Loa a mis queridos Helechos.
ReplyDeleteNo conocía ese poema . Gracias Fernando.
Un afectuoso saludo.
Buenos días Maruxa, que bien saber de ti! Un gran abrazo.
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