Por
lo denso y lo sombrío
de
nuestra Madre la Selva,
pasan,
pasan y repasan
como
gnomos que la peinan,
unos
golpes de color,
unos
gestos y unas señas.
Sí,
en lo denso y en lo oscuro
es
como si fueran gestos.
-De
veras y son de dos
colores,
lo estoy viendo.
Mama
¿qué son ellos, mama?
Para,
para. ¿Por qué me sigues?
Para,
que yo quiero verlos.
Me
dijiste que la selva
no
da flores, sólo leños.
¡Y
qué lindas que las da
de
repente! Como un cuento.
-Eso
no es árbol, eso es
el
copihue, nada menos.
-¿Por
qué no lo hallamos antes?
¡Ay!
deja verlo, paremos.
Se
puede cortarle un gajo
mama,
sí, mama, paremos.
Tú
te lo sabes contado.
La
fiesta, la fiesta es verlo.
-No
más, no cortes, no más.
¡Tantos
hay por el sendero!
-¿Tú
te sabes el camino
mama?
Pero dime: ¿es cierto?
-Los
hay, sí, los hay, mi loco
porfiado,
"te lo prometo".
¿Es
que no te lo sabías
por
la canción que le hicieron?
-Canción,
canción, yo no sé
apenas
silbar... al viento.
Sílbalo,
sílbalo tú.
-Para
qué, si está silbando
desde
ayer el mismo puelche
y
te dio miedo, sí, sí.
Paremos
¿quieres? Verás
que
te toma y te gobierna.
-¿Quieres
decir, mama, que
a
ese loco le obedeces?
-Tal
vez, chiquito. Me gusta
caminar
con él, seguirlo,
hablarle
a trechos, decirle
viejas
palabras mimosas.
Él
tiene cuarenta nombres
y
uno le robé, sin miedo.
-¿Para
qué, di, mama loca?
-Me
lo hallé en tierras extrañas,
duro,
juguetón, violento.
Las
mujeres lo temían
como
demonio de cuento;
a
mí me doblaba el alma,
el
respiro y el contento.
-¡Ay,
mama! Será que es cierto
lo
que de ti me dijeron.
Yo
no lo quise creer
¡y
era cierto, y era cierto!
¿Qué?
Dilo, dilo, cuenta.
-Que
tú eres mujer pagana,
que
haces unos locos versos
donde
no mientas, dijeron,
sino
a la mar y a los cerros.
-¡Ja,
ja, ja! Niño, parece
que
todo lo que cruzamos
y
todo lo que tenemos
y
todo lo que alabamos
hemos
de amarlo y lo amamos;
pero
que no lo decimos
por
locos o renegados.
-Mama,
y no te aburres, di,
de
caminar sin descanso
tierras
ajenas, oyendo
ajenas
lenguas y cantos.
-No
me canso, no, chiquito,
a
todos perdí en marchando.
La
montaña me aconseja,
el
viento me enseña el canto
y
el río corre diciendo
que
va a la mar de su muerte,
como
yo, loco y cantando.
Me encanta como escribe Gabriela Mistral y la fotografía una gozada. Un saludo amigo
ReplyDeleteMuchas gracias Raúl, un abrazo.
DeleteY el río corre diciendo
ReplyDeleteQue va a la mar de su muerte
Como yo, loco y cantado.
Nadie lo dijo mejor !!!
Así es querida Maruxa, lo mejor de Chile.
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